Crónica de Fripouille

Rédigé le 15/12/2023
Jujue LV


Ufff, ¡qué alegría en la Aldea de Navidad! 
Hoy en Crónicas de Navidad, el pequeño elfo Fripouille comparte con nosotros un poco de magia navideña directamente desde la legendaria Aldea de Navidad...



Los elfos se apresuran a terminar los últimos regalos, los renos acicalan sus abrigos y Papá Noel comprueba su lista de niños buenos, mientras la Sra. Claus revisa su traje para asegurarse de que todo está listo para el día D, o mejor dicho, ¡la noche N!

Me parece que cada copo de nieve que cae es como el movimiento de una varita mágica que transforma todo en un país de las maravillas. Nuestra maravillosa Aldea de Navidad en diciembre es un lugar donde la nieve brilla como miles de millones de diamantes en el cielo nocturno.



Es como entrar en un libro de cuentos, con casitas de pan de jengibre que parecen salidas directamente de la imaginación de un duende. Las luces parpadean y huele a canela. Las luces bailan en todas direcciones y hasta las estrellas parecen brillar un poco más.

La fábrica de juguetes es el corazón palpitante de la Aldea en esta época del año. Las estanterías rebosan de regalos a la espera de ser envueltos en papel brillante. Los elfos trabajan como abejas en una colmena, esculpiendo, montando y envolviendo. Es un trabajo duro, pero es el tipo de trabajo que nos gusta hacer, en el que cada sonrisa cuenta más que cualquier otra cosa.



Los elfos son conocidos por ser grandes bromistas, y el taller es el escenario de muchas bromas. Un día, las zanahorias habituales de los renos fueron sustituidas por zanahorias de chocolate. Tendrías que haber visto la cara de perplejidad de Tempête. Le dio un mordisco, hizo una mueca y nos miró con ojos redondos como chucherías. Misión cumplida. También hubo una vez en que un elfo confundió el azúcar y la sal mientras preparaba las galletas. La Sra. Claus puso una cara graciosa y todos nos reímos tanto que rodamos por el suelo, ¡hasta Papá Noel se agarraba las costillas! 

Pero a veces las bromas no salen exactamente como esperábamos. Como el año que intentamos hacer volar galletas de Navidad con minihélices. ¿El resultado? Un aterrizaje catastrófico en un montón de juguetes de madera. A Papá Noel le pareció divertidísimo, pero tuvimos que limpiar el desastre, y eso, créeme, es cualquier cosa menos mágico.



A pesar de los pequeños recovecos, el ambiente aquí es increíblemente alegre. Cantamos villancicos a pleno pulmón, nos calentamos con chocolate caliente y compartimos historias alrededor de la chimenea después de un duro día de trabajo. La Aldea está llena de una energía mágica que hace brillar los ojos de jóvenes y mayores.

Pero más allá de todo eso, es la expectación lo que hace que cada día sea único. Cada tictac del reloj nos acerca al momento tan esperado, cuando todos estos regalos y preparativos cobrarán vida ante los ojos asombrados de niños de todo el mundo. ¡Me muero de ganas de que llegue ese día, cuando Papá Noel despegue en su trineo lleno de sueños, soltando su "¡Ho! Ho! para dar comienzo a la noche más mágica del año. Merece la pena gastar todas las bromas del mundo por saber que nuestro trabajo hace sonreír a pequeños y mayores.


Ya casi hemos llegado, ¡y tengo la sensación de que las Navidades de este año serán más brillantes que nunca!

Fripouille, el diablillo travieso 😉 ☃️